viernes, 16 de septiembre de 2011

MEDITACION

MEDITACION Dicho esto podemos pasar a un recogimiento de nuestras personas, de nuestras mentes. Estamos cómodas, nada nos preocupa, estamos unidas por un lazo invisible, un lazo amoroso. Nos damos las manos, formamos un gran círculo, nos traspasamos esa información directa de corazón a corazón. Nos resituamos toda s en un mismo nivel, nos equilibramos. Estamos formando una cadena que abraza a todo el planeta, una cadena energética de luz. Todos nuestros pensamientos van desapareciendo. Nuestra mente únicamente está pendiente de esa zona en el entrecejo, en el centro mismo de nuestra mente, cual tercer ojo, y cualquier pensamiento que aflora, ya sea de incomodidad, de angustia, de miedo, cualquiera de ellos, no tiene cabida porque nuestro pensamiento está centrado en ese punto. Ese punto en el que nada existe, porque nada es, pero que la mente nos permite en él estabilizar nuestra situación. Nuestras constantes se están tranquilizando. Nuestra respiración es sosegada, apacible. Nuestro estado es de felicidad completa al saber que estamos unidas por el amor de todas nosotras. Nuestra mente, pues, obedece a los dictados de nuestro corazón. Conseguimos ese estado de unidad, ese punto que nos une al infinito. Ahí descubrimos nuestra realidad: ya no estamos solas, somos Todo, no hay nada bajo nuestros pies, no existe la materia, nada existe. Únicamente nuestro pensamiento de unidad. De pronto nos vemos flotando en el espacio, sin nada, aunque podemos observar, curiosamente, que estamos en algún sitio. Una parte de nosotros está unida a través de todos los corazones. Podemos observarnos, sonreír, mirar nuestras caras, nuestros rostros de felicidad. Lo estamos consiguiendo: somos uno en la diversidad. Somos capaces de conquistar nuestro interior, de descubrirlo, ahí estamos unidas todas. ¡Qué fácil es vivir en armonía y en paz! ¡Cómo se abre nuestra mente al infinito!, ¡cómo nos muestra el mundo real! Nuestro mundo, nuestro hogar. Ahora vemos nuestro cuerpo allá, en la tridimensionalidad, fatigado, cansado, angustiado. Dejémoslo ahí, en ese punto, es nuestra parte también, pero no necesariamente debe influenciarnos. Ahí, en la nave, en este punto de encuentro, somos completamente libres. Nos damos cuenta también de que estamos viviendo otras experiencias. Uno está en un mundo, otro en otro. Uno está con una familia, otro con otra. Uno está buscando en los archivos del conocimiento objetivo aquella cuestión que tanto le preocupa, y ya no le preocupa, y en cambio se ocupa de descubrir cuál es el motivo de su incomprensión e ignorancia al respecto. Allí podemos ver muchas caras, distintas morfologías, pero en el fondo todos somos lo mismo. Nos hermanamos más y más, ampliando el círculo. Ya no somos solo los de aquí, los de este grupo, concretamente ubicados en el plano tridimensional, los antiguos atlantes, ahora somos todos miles y miles de manos unidas en el cosmos. Y cuando esa comunión se realiza, en ese mismo momento, se produce un gran impacto energético. Todas nuestras mentes reciben un fuerte impulso. Nuestros cromosomas, nuestro ADN, están vibrando con mayor capacidad, si cabe, vibratoria. Nos damos cuenta de lo absurdo que es a veces nuestro planteamiento subjetivo. Nos damos cuenta de muchas cosas, pero también nos estamos dando cuenta de lo importante que es la unión, el amor. En esos instantes, rápidos, fugaces, estamos participando de otros conocimientos al instante. Esta energía que vibra en nuestro interior nos permite ese don de la ubicuidad. Todas esas experiencias que en segundos estamos llevando a cabo nos enriquecen y fortalecen, y tarde o temprano aflorarán al consciente. Justo en el momento en que nuestro pensamiento esté equilibrado y armonizado. Nos damos cuenta, además, de que somos indestructibles. Que nada puede causar ningún daño a nuestras personas, a nuestros seres queridos, a nuestros enfermos. Nada puede hacerles daño por cuanto ellos también son indestructibles. Desde este punto del pensamiento, tan poderoso, desde esa fuerza que se genera irradiada a través de la piedra simbólica y original, situada en la nave, en nuestra nave, se están irradiando todos los cuerpos. Aprovechando también para corregir desviaciones, posibles mal funciones. En el futuro necesitamos un cuerpo sano: sano de pensamiento. Principalmente porque si nuestra mente está sana, eso es, está equilibrada y en paz, ella misma sanará nuestro cuerpo físico y lo recuperará sabiamente. De todo eso somos conscientes aquí y ahora. Demos gracias al cosmos por ese instante bendito que nos permite estar unidos en el amor. Al mismo tiempo, llevemos un pensamiento amoroso hacia todos los hermanos que nos están ayudando en este proceso. Mandemos un pensamiento amoroso también a aquellos hermanos que aun dentro de su angustia no se dan cuenta del gran momento cósmico por el que estamos atravesando. Amémosles a todos con todas nuestras fuerzas. Que son muchas cuando las mismas parten del centro mismo del corazón. Amémosles mucho porque amándoles mucho, respetándoles mucho, nos respetamos y nos amamos a nosotros mismos. Empezad a comprender el significado de la adimensionalidad, tenemos ahora también una oportunidad. Pedir a nuestra mente que tarde o temprano active los resortes adecuados como para que esa información nos la devuelva de forma consciente. Hagamos el propósito de que nuestra existencia sea necesariamente feliz. Pensemos en que no tenemos ningún motivo para ser infelices o para sentiros desgraciadas. No puede ser, el hecho no tiene sentido que pensemos en nada negativo. Nada de lo que suceda es tan importante como la comprensión que de ello se pueda derivar. Tanto si viene de un punto u otro del espectro psicológico. Todas las experiencias son interesantes e importantes. Agradece vivir este momento, este momento único. Nuestros cuerpos, también, están vibrando mucho más elevadamente. Formamos un núcleo compacto. La energía amorosa se expande por todo el cosmos, corrigiendo a su vez desviaciones, y propiciando el acercamiento. Y ese punto ahora es muy importante porque con nuestra llamada estamos dando aviso a infinitas civilizaciones, que se están apercibiendo de que existimos, de que somos iguales. Estamos llamándoles la atención. Nuestro pensamiento es tan potente, tan rico espiritualmente, que es capaz de situarse instantáneamente en los confines del universo, y captar aquellos pensamientos afines también. Y eso genera una gran rueda, una gran esfera. Una gran esfera compuesta de un infinito rompecabeza holográfico cuántico de vibración de adelanto. Así que hoy: Hemos corregido algunas desviaciones de tipo físico en nuestro organismo. Hemos aumentado y fomentado la hermandad entre nosotros, Hemos allanado el camino hacia la recuperación de nuestro pensamiento y, por lo tanto, de nuestro hogar cósmico. Hemos fortalecido los vínculos en la hermandad de todas nosotras. Y al mismo tiempo: Hemos extrapolado y lo estamos haciendo, nuestro pensamiento hacia todos los confines del cosmos. En definitiva: Hemos realizado un gran acto de amor cósmico, un gran acto crístico, una perfecta comunión. Poco a poco nuestras mentes empezarán a tomar consciencia de nuestro cuerpo físico. Con suavidad, sin sobresaltos, debemos volver al estado físico concreto. Es nuestro lugar aquí y ahora, No podemos evadirnos de esa realidad en minúscula porque, haciéndole frente, es cuando realmente entendemos el procedimiento. Unamos todas en un pensamiento común, en nuestra realidad. Besos, Belia